sábado, 26 de septiembre de 2009

MALDITAS DROGAS.

LA MARIHUANA Y EL ALCOHOL GENERAN LOS PROBLEMAS DE ADICCIÓN MÁS SERIOS EN LOS ADOLESCENTES.
El titular de la Sedronar, José Ramón Granero, aseguró que así lo revelaron los últimos informes nacionales. “Estas son drogas de altísima tolerancia social, donde la baja percepción del riesgo hace que el tipo de consumo sea sostenible”.

El titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), José Ramón Granero, sostuvo hoy que, según las cifras del año 2008, el alcohol y la marihuana constituyen "el problema más serio de adicción" entre los jóvenes. "Existe algún tipo de meseta en el consumo de algunas sustancias, pero continúa siendo un problema serio el consumo de alcohol y de marihuana", declaró a la prensa el funcionario nacional. Al dejar clausuradas las Jornadas sobre Drogadicción destinada al personal de la policía, Granero aseguró que "estas son dos drogas de altísima tolerancia social, donde la baja percepción del riesgo en los jóvenes hace que este tipo de consumo sea sostenible". Consultado sobre el fallo de la Suprema Corte de Justicia que despenaliza el consumo de marihuana, opinó que "lo que el fallo viene a hacer es blanquear una situación que ya se daba en la práctica", aunque sostuvo: "Me preocupa el mensaje que se le está dando a la sociedad con este fallo". El titular del SEDRONAR dijo que Catamarca es una provincia donde creció el consumo, pero que no supera los actuales promedios nacionales y señaló que "lo que más ha llamado la atención en esta provincia es el crecimiento del consumo de alcohol en estudiantes secundarios".

jueves, 17 de septiembre de 2009

33 ÑAOS DE LA NOCHE DE LOS LÁPICES.

RECUERDO A LOS MÁRTIRES.
SOBRE LA NOCHE DE LOS LÁPICES
Jóvenes, mártires, estudiantes y peronistas

Todos ellos tenían entre catorce y dieciocho años; estaban comprometidos con el momento histórico que vivían, se daban cuenta de que los tiempos habían virado definitivamente hacia la represión ilegal y en sus casas sus padres se lo advertían. Pero eligieron seguir en la lucha por una sociedad más justa y solidaria, enfrentando a la alianza entre la oligarquía, el imperialismo, patria financiera y sus personeros militares.
El 16/08/76, un grupo de adolescentes de la ciudad de La Plata fueron secuestrados, torturados y desaparecidos a raíz de sus luchas por el boleto estudiantil secundario, en una operación represiva conocida como la "Noche de los lápices".

Gobierno Nacional y Popular
Desde 1945 a 1955 se erigió un modelo de país con un Estado de Bienestar dirigido a consolidar la justicia social y una nación independiente con autonomía suficiente para vincularse al mundo en igualdad de condiciones.
Este modelo de país moderno y no dependiente en forma servil de los grandes centros del poder mundial, fue percibido como amenazador por el imperialismo y sus aliados de los sectores locales oligárquicos.

Golpe gorila
El 16 de Septiembre de 1955 la "Argentina, oligárquica, conservadora y tradicional" derrocó� al gobierno popular de Juan Perón y produjo una ola de represión contra todo aquel que enarbolara, en heroica resistencia, la identidad popular peronista o políticas que vayan a favor de las mayorías populares.
Esta represión, sin embargo, no eliminó los factores de resistencia contra el retorno de la república oligárquica al viejo estado de cosas, y fue solo después de más de dos décadas, en 1976, que pudieron dar otro golpe militar contundente contra los sectores populares que sostenían un proyecto diferente de país.

Secuestros y desapariciones
En el marco del golpe, y en otro septiembre 16, pero de 1976, la más cruenta dictadura que hemos soportado ejecutó la desaparición de un grupo de militantes, chicos de la ciudad de La Plata de la organización peronista Unión de Estudiantes Secundarios (UES) que fueron secuestrados en la madrugada, de los domicilios donde dormían, por un "grupo de tareas" del general Ramón Camps y del que participó el represor Miguel Etchecolatz.
Los seis que no volvieron jamás, de la decena de adolescentes detenidos en ese septiembre, fueron: Claudio de Acha 16 años, Horacio Ungaro 16 años, María Clara Ciocchini 17 años, María Claudia Falcone 16 años, Francisco López Muntaner 17 años, Daniel A. Racero 18 años, todos jóvenes, militantes y peronistas que fueron brutalmente secuestrados y torturados durante meses en un campo clandestino de detención.
Todos ellos tenían entre catorce y dieciocho años; estaban comprometidos con el momento histórico que vivían, se daban cuenta de que los tiempos habían virado definitivamente hacia la represión ilegal y en sus casas sus padres se lo advertían.
Pero eligieron seguir en la lucha por una sociedad más justa y solidaria, enfrentando a la alianza entre la oligarquía, el imperialismo, patria financiera y sus personeros militares.
Hoy forman parte de los 238 adolescentes argentinos, que fueron secuestrados durante la dictadura y aún siguen desaparecidos.

¿Cuál fue el delito que cometieron?
¿Cuál fue el delito que cometieron?: tomar parte de la lucha por recuperar el Boleto Estudiantil Secundario, suprimido por la dictadura militar en La Plata. Una demanda justa, especialmente para los chicos pobres.
No hicieron politiquería, realizaron política en serio: definieron una necesidad, puntualizaron la reivindicación, la difundieron, consiguieron apoyo, movilizaron a mucha gente y, a partir de eso, buscaron concretar sus ideas.
Para ello, realizaron una serie de marchas, sentadas, petitorios; acciones que hoy nos parecen normales, o molestas (para algunos sectores) pero a las que jamás se castigarán con el secuestro, la desaparición, la tortura o la muerte.
Este tipo de intervención política -la lucha por demandas específicas- es lo que la represión militar buscó desarmar, porque plantaba objetivos contrarios a los sectores sociales más poderosos.
Porque la dictadura militar no se instaló sólo para torturar y matar gente, sino para posibilitar una transferencia masiva de riquezas hacia los núcleos más concentrados de la economía, quienes se apropiaron además de buena parte de los negocios públicos.

Los dos septiembres están unidos
El golpe del 76 pretendió poner fin a las condiciones materiales que habían permitido sobrevivir y reconstituir la alianza social que construyó el gobierno peronista hasta 1955. La misma que había sido reformulada y ampliada en los 70.
Para eso era preciso destruir a las organizaciones populares que sostenían las banderas del proyecto.
No es casual que la inmensa mayoría de las víctimas fueron trabajadores y jóvenes organizados, y que fueran peronistas.
El golpe se propuso responder a una necesidad histórica, poner fin a una experiencia social y política que cuestionaba importantes intereses económicos y estrategias internacionales hegemónicas.
La UES (Unión de Estudiantes Secundarios), organización de donde provenían la mayor parte de los estudiantes secundarios secuestrados y asesinados por la dictadura, fue un espacio político construido durante el primer peronismo, desarrollado al calor de la movilidad social ascendente y la masiva inclusión de los sectores populares a la escolaridad formal.
No es casual que sea la misma organización la que, veinte años después, luchará por la plena vigencia de los derechos adquiridos en los gobiernos peronistas.
Sin dudas, si no hubiera existido el primer 16 de septiembre, el de 1955, no tendríamos que recordar, cada 16 de septiembre, a los mártires de "La Noche de los Lápices"

Día Nacional de la Juventud
Hace tres años, un grupo de jóvenes de distintas organizaciones políticas, sociales y responsables de políticas públicas de juventud, encabezados por la Directora Nacional de Juventud, Mariana Grass, nos reunimos con el entonces presidente Néstor Kirchner con el fin de entregarle un proyecto en el cual solicitamos que se declare al 16 de septiembre como "Día Nacional de la Juventud".
El ex presidente, de acuerdo con la iniciativa, suscribió el proyecto que fue enviado a la legislatura nacional.
Dentro de los puntos salientes del petitorio que le entregamos al ex Presidente se destaca que "es necesario pues, para alcanzar el éxito, buscar en nuestra experiencia como país una fecha que con su propio peso sociocultural pueda convertirse en el Día Nacional de la Juventud, entendiéndolo como un día de lucha contra la desigualdad, la explotación y la inequidad en la distribución del ingreso".
Del mismo modo, el petitorio aclara que instituir un Día Nacional de la Juventud tiene por objeto que "los jóvenes de nuestro país se reconozcan como protagonistas de su propia historia, sujetos de deberes y de derechos, ejerciendo plenamente su libertad y sus potencialidades y manteniendo la lucha, siempre interminable, por una patria para todos".

Por la memoria, los derechos humanos y la justicia social
Pablo Díaz, por entonces de 18 años, secuestrado el día 21, sobrevivió al horror y tiene fuerzas para contar lo vivido en el campo clandestino "Pozo de Banfield", donde permaneció cuatro meses con sus compañeros y otros secuestrados.
"Estar desaparecido -dice- es recibir picana eléctrica en todo el cuerpo, que nos arranquen las uñas, estar quince días a sólo pan y agua, con una soga al cuello, las manos esposadas, los ojos vendados, los cabellos crecidos, sin bañarse. Las chicas manoseadas y violadas cada noche."
Hay hechos que no se deben olvidar nunca para evitar que se repitan.
Es por eso, en el marco de este 33 aniversario, y ante el riesgo que suponen la impunidad y la desmemoria, rendimos homenaje a una generación que participó políticamente, persiguió una transformación en la Argentina, se sacrificó y militó para cambiar un país dependiente, sometido económica y culturalmente, evidentemente injusto en la distribución de la riqueza y el poder.
Por los ideales de aquellos compañeros caídos por defender sus derechos, levantamos nuevamente hoy muestras banderas de siempre, las de una Patria Justa, Libre y Soberana, por la que ellos lucharon.

Compañeros y Compañeras
Claudio de Acha (16 )
Horacio Ungaro (16)
María Clara Ciocchini (17)
María Claudia Falcone (16)
Francisco López Muntaner (17)
Daniel A. Racero (18)
¡PRESENTES!


Aldaz: "La noche de los lápices es una de las marcas del terror de la última dictadura militar"
Al conmemorarse un nuevo aniversario de la Noche de los Lápices, el Vocal del Consejo Provincial del Partido Justicialista, Julio César Aldàz dijo que este suceso fue una de las marcas del terror instalado como práctica generalizada por la dictadura militar de Videla, Agosti y Masera, capaz de inmovilizar cualquier resistencia al saqueo del que fue sometida la Nación a partir de marzo de 1976.
Seguidamente, indicó que eran los primeros meses de la peor dictadura militar que soportó la República Argentina, cuando un grupo de adolescentes de la ciudad de La Plata fueron secuestrados, torturados y asesinados, a raíz de sus protestas por el aumento del boleto estudiantil y por su militancia en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).Ellos tenían entre 16 y 18 años, con la ternura de la infancia en el rostro y la utopía de la adolescencia en el alma y forman parte de los 257 estudiantes secundarios desaparecidos durante uno de los períodos más crueles y devastadores de nuestra historia. El testimonio de Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, ha sido fundamental para la reconstrucción y denuncia de estos hechos.
El ex legislador indicó que “no se trató de un hecho aislado, desde el 24 de marzo de 1976 el “Proceso de Reorganización Nacional”, llevó adelante un plan sistemático de secuestro, desaparición, tortura y muerte de 30.000 argentinos, con el de fin de anular una potencial resistencia al proyecto político, social y económico a implementar por Videla, Massera y Agosti en nuestro país.
El viernes 16 de septiembre de 1.976 pasó a la historia como “La Noche de los Lápices”, símbolo de la represión militar contra un grupo de estudiantes secundarios de La Plata, promotores del masivo reclamo por un Boleto Estudiantil, sus integrantes fueron secuestrados de sus respectivos domicilios y desaparecieron para siempre, en una suerte de escarmiento concebido por la dictadura y ejecutada por el Gral. Ramón Camps, quien calificó al hecho como lucha contra el accionar subversivo en las escuelas.
Este suceso es uno de los más representativos dentro de la represión impuesta por la dictadura argentina, ya que las desapariciones se realizaron sobre estudiantes, en su mayoría, menores de edad.
Como dijera Pablo Díaz, en un poema dedicado a María Claudia Falcone, una de las desaparecidas en aquella fatídica noche: "No creas que no te busco, no me olvido, pues no hubo adiós; nos dijimos hasta luego. Por favor, que las aguas del mar te traigan hasta mí. O la soledad del otoño, o las flores de la primavera. Como quieras. Pero no dejes de volver a lo que soñamos. Si no es conmigo, ojalá que igual estés en paz".


SOBRE EL GOLPE DE 1955
“La Fusiladora”: Golpe militar autodenominado “Revolución Libertadora
Escribe: Blas García
El enfrentamiento entre dos campos antagónicos: el nacional y popular y el oligárquico e imperialista llegó a su punto más alto con la "Revolución Libertadora" conocida también como "La Fusiladora" que es como se autodenominó la dictadura militar, que gobernó, tras derrocar al presidente Juan Perón, mediante un golpe de estado iniciado el 16 de septiembre de 1955.
El 13 de noviembre de 1955, Eduardo Lonardi sería reemplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu, profundizando el contenido gorila y reaccionario del golpe militar. Tras más de dos años de gobierno antipopular, este hizo entrega del mismo al presidente Arturo Frondizi, el 1º de mayo de 1958.

Antecedentes y preparativos
La revolución peronista hirió sensiblemente a las minorías oligárquicas y a la burguesía del país, pero también perjudicó ostensiblemente a los intereses yanquis y británicos, que se unirían con quienes les ofrecieran la más segura posibilidad de revancha.
Los cruces con los militares y políticos liberales comenzaron en ocasión de la Reforma Constitucional de 1949, que entre otras medidas le otorgaba más atribuciones al gobierno para intervenir en la economía e incorporaba cambios fundamentales para la igualdad social.
En la Constitución de 1949 se habían incorporado los derechos sociales conquistados por el Movimiento Obrero y la legalización de los cambios económicos, especialmente la política de nacionalizaciones del comercio exterior, de los combustibles y del transporte. Todo esto generaba un fuerte malestar a las clases oligárquicas y conservadoras.
Posteriormente, estas fricciones se profundizaron cuando en 1951 se comenzó a hablar de la posibilidad de que Eva Perón fuese candidata a vicepresidenta. Además debe señalarse que durante el Gobierno de Perón, la oposición principal estuvo a cargo de la Unión Cívica Radical, que hacia tiempo había abandonado sus ideales irigoyenistas y representaba a los sectores de la oligarquía ganadera.

Primer intento de golpe
En 1951 el general Benjamín Menéndez se sublevó contra el gobierno de Perón, pero no tuvo éxito, pues no encontró adhesiones importantes dentro del aparato militar. Perón declaró el Estado de Guerra interno, y dijo que "todo militar que no se subordine o se subleve contra las autoridades o participe en movimientos tendientes a derrocarlas o desconocerlas, será fusilado inmediatamente".
Pero la conspiración en contra del gobierno de Perón continuó, conforme aumentaba su respaldo popular.
El general Eduardo Lonardi, que estaba preso, nominó al entonces general Pedro Eugenio Aramburu como el jefe del movimiento. El presidente Perón contaba con el apoyo de grupos nacionalistas, tanto dentro del ejército como de la sociedad civil, sumados a la clase trabajadora y la CGT. Aramburu pensaba que todavía no era momento de sublevarse, pues la muerte de Evita había producido una galvanización del peronismo, y un abroquelamiento de los trabajadores en torno a su líder indiscutido.
Perón triunfó contundentemente en las elecciones de 1952 ampliando su apoyo hasta alcanzar un 62,49% de los votos. Las dificultades de la oposición para articular una opción política electoral al peronismo, impulsaría a muchos sectores a la actividad golpista e incluso terrorista. El 15 de abril de 1953 se produjo un grave atentado terrorista contra una manifestación sindical organizada por la CGT en la Plaza de Mayo, resultando asesinados 5 trabajadores y 95 heridos.
El conflicto con la iglesia católica, que se agrava rápidamente y el enfrentamiento de Perón con los sectores políticos católicos (DC) precipitó la conspiración en su contra. Perón había llamado a una Convención para separar a la iglesia del estado, lo que puso a los sectores católicos en pie de guerra junto a los otros sectores que venían conspirando.
En marzo de 1955, funciona el congreso de la productividad y los empresarios pretenden reducir las conquistas obreras para aumentar la productividad, entrando en colisión con la CGT. El Frente Nacional entra en crisis.
En abril de 1954, las elecciones para legisladores y vicepresidente (Quijano había muerto) arrojan amplia mayoría para el Partido Peronista, especialmente en el padrón femenino y en las provincias del interior, con el 63,2% de los votos.

Segundo intento de golpe: la Masacre de Plaza de Mayo
El 16 de junio de 1955, un grupo de civiles y militares reaccionarios sobrevolaron la Plaza de Mayo en un supuesto desfile aéreo que había sido dispuesto por el Ministro de Aeronáutica como acto de desagravió a San Martín y de adhesión a Perón, pero que culminó en un salvaje ataque a la ciudad indefensa, en lo que fue el bautismo de fuego de la aviación naval.
Dicho ataque tenía como objetivo abrir camino a una tropa de la infantería de marina al mando de Toranzo Calderón que debía tomar por asalto la casa Rosada y asesinar a Perón.
El levantamiento militar en el que la Aviación Naval bombardeó Buenos Aires es consecuencia del odio irracional de la oligarquía, alimentado ya desde las históricas jornadas del 17 de octubre de 1945, y que fue vomitado sobre la ciudad indefensa en una mansalva de bombas y metralla que dejo un saldo de más de 300 muertos y millares de heridos.
Se combatió por aire, mar y tierra. Aviones de la Marina se enfrentaron a los de la Fuerza Aérea y atacaron a unidades del ejército que convergían sobre el epicentro de la ciudad. Los puntos bombardeados fueron la Casa de Gobierno, los alrededores de Plaza de Mayo, el Ministerio de Guerra, el Departamento Central de Policía, la zona aledaña a la Residencia Presidencial, en la zona norte del Gran Buenos Aires en el barrio de Olivos y otros sectores de la ciudad.
La reacción del pueblo fue instantánea. Gran cantidad de trabajadores convergieron hacia la Plaza de Mayo y la CGT y al grito de "La vida por Perón" reclamaron armas y ofrecieron su apoyo en la defensa del gobierno constitucional y colaboraron en la lucha contra las fuerzas sublevadas.
Perón dejó la represión en manos del ejército, que llegaría más tarde y comenzaría el ataque sobre el Ministerio de Marina (al mando del General Valle, el mismo que será asesinado por la Fusiladora en 1956), que hacía de sede del comando rebelde, al tiempo que el pueblo seguía llegando a la Plaza en todo tipo de transporte y portando todo tipo de armas.
El Regimiento de Granaderos a Caballo y cuerpos del Ejército, con el Regimiento Motorizado Buenos Aires a la cabeza, lograron rechazar el ataque de la Infantería de Marina sobre la Casa de Gobierno y rendir al Ministerio de Marina, donde se había concentrado el alto mando rebelde, cuyo jefe, el Contralmirante Benjamín Gargiulo, al ver fracasada la asonada, se suicidó.
Por la noche, millares de militantes peronistas incendiaron los principales templos del casco histórico de la ciudad, la Curia Metropolitana y los edificios de importantes instituciones, por el apoyo que dieron a los golpistas.

Perón llama a la "convivencia democrática"
El fracasado intento subversivo sería la señal de que el conflicto entre el gobierno y la oposición ya no tenia retorno. O Perón profundizaba la revolución apoyado en la inmensa mayoría del pueblo argentino, o el proceso revolucionario iniciado en 1945 se truncaba.
En julio, Perón hace un llamado a los opositores para pacificar el país, apostando por la "convivencia democrática" y "la consolidación nacional". Con la sangre aún caliente de los millares de víctimas de la descabellada masacre de Plaza de Mayo, Perón llama a la conciliación y no a la lucha. Se ocultó el verdadero número de víctimas de los bombardeos y se negó a fusilar a los principales responsables.
Perón invita a la oposición a la conciliación y pacificación del país, y la oposición lo rechaza con argumentos bizantinos y pretensiones desmedidas, mientras continúa con la conspiración, el sabotaje y los atentados, alimentados por una oligarquía ávida de recuperar el poder que le había sido arrebatado en 1946.
La oligarquía estaba dispuesta a llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias: la franca confrontación entre los beneficiarios y los enemigos de la Nueva Argentina. Ya lo había demostrado con el bombardeo de Plaza de Mayo.

El golpe final del 16 de septiembre de 1955
El 16 se septiembre de 1955 estalló en Córdoba la insurrección militar que daría inicio a la autodenominada Revolución Libertadora.
Los rebeldes contaron con el apoyo de los llamados "comandos civiles", políticos gorilas que combatieron contra las tropas leales al presidente Perón en Alta Córdoba, y mantuvieron escaramuzas en distintos puntos del país, ocupando edificios públicos y constituyeron un factor de enlace permanente con los militares sublevados.
Hubo fuertes enfrentamientos entre la Escuela de Artillería, su aliada, la Escuela de Tropas Aerotransportadas y la vecina Escuela de Infantería, leal al gobierno, en las afueras de Córdoba y se combatió en el epicentro de aquella ciudad, sobre todo frente al histórico Cabildo; en la Basa Naval de Río Santiago, atacada por la Fuerza Aérea leal y en el Río de la Plata, donde la Escuadra de Ríos sufrió serios daños. También se produjeron choques en Curuzú Cuatiá (provincia de Corrientes), en Cuyo y Entre Ríos.
Hubo duros enfrentamientos entre fuerzas del Ejército y la Aviación Naval en la zona de Sierra de la Ventana y Tornquist y combates de consideración en Bahía Blanca y la provincia de Río Negro donde un convoy fue atacado por aviones navales.
Por otra parte, la Marina bombardeó los depósitos de combustible y la Escuela de artillería antiaérea de Mar del Plata, amenazó con hacer lo mismo en la Destilería de La Plata y unidades rebeldes de la Fuerza Aérea atacaron aeródromos y bases leales en diferentes puntos de las provincias de Córdoba y Buenos Aires.

domingo, 6 de septiembre de 2009

EL HAMBRE ES UN CRIMEN.

FUERTE CRECIMIENTO DE LA MORTALIDAD INFANTIL.
El dato se conoció esta semana, a través de un informe que le fue presentado al ministro de Salud y Acción Social, Ángel Giano durante un encuentro del Consejo de Políticas Sociales.

Se trata de un 12,6 por mil. El dato corresponde a 2008 y marca un crecimiento respecto a la tasa de 2007, que había sido del 11 por mil, menor a la del año anterior, del 11,8 por mil.

El 60 % de las muertes están ligadas al bajo peso, menor a los 2.500 gramos, y en 2 de cada 3 casos se considera que se dio por causas que podrían haberse evitado.

La mortalidad infantil trepó en Entre Ríos más de un punto y medio en el último año, quebrando así una tendencia que se había observado desde 2006 en adelante. El dato se conoció esta semana, a través de un informe que se le presentó al ministro de Salud y Acción Social, Ángel Giano, durante un encuentro del Consejo de Políticas Sociales.

En 2006, la tasa de mortalidad de menores de un año en la provincia se ubicó en torno al 11,8 por mil nacidos vivos; en 2007, cayó al 11 por mil; y en 2008, última medición que se acaba de conocer, subió al 12,6 por mil. Así lo confirmó a EL DIARIO Guillermo Salzmann, titular de la Unidad Ejecutora Provincial para la reducción de la Mortalidad Materno Infantil.

Guillermo Zanuttini, responsable del Área de Atención Integral de la Niñez de la Dirección de Salud Materno Infanto Juvenil, analizó que la mortalidad infantil es “un indicador sensible” que ya venía manifestando tendencia al aumento en 2007, sobre todo en Paraná, “y en 2008 se confirma esa tendencia, aunque para toda la provincia”.
“La mortalidad infantil –aseveró—está ligada a las condiciones de supervivencia y desarrollo de la infancia. Por más que las leyes garanticen derechos, en el ejercicio real esas leyes no se cumplen. Por ejemplo, la vivienda continúa siendo hoy un déficit muy marcado para muchos sectores de población”.

• Primer Alerta

El incremento en los índices de muertes de chicos ya había despertado preocupación a mediados de junio último, cuando el ministro Giano ordenó la conformación de la Unidad Ejecutora Provincial para la Reducción de la Mortalidad Materno Infantil. La idea apuntó a realizar un monitoreo y seguimiento caso por caso de las causas de las muertes producidas durante el 2008 en cada lugar de la provincia.

“Estamos concentrando esfuerzos y coordinando acciones para la reducción de la mortalidad materna y la mortalidad infantil en toda la provincia, porque del total de muertes que se registran anualmente, mas del 50 % responde a causas prevenibles y por lo tanto evitables”, dijo entonces Giano, al abordar casos registrados en Concordia.

Esa Unidad Ejecutora de la problemática de la mortalidad infantil está conformada por la Secretaría de Salud y la Secretaría de Desarrollo Social, y quedó constituida a través de la resolución Nº 374 del Ministerio de Salud y Acción Social, mediante la cual se instruyó a todas las áreas “para que se ejecute el monitoreo y evaluación de casos en todo el territorio provincial” bajo el objetivo central de “implementar acciones para prevenir todas aquellas muertes evitables”, detallando los nudos críticos de abordaje urgente y posible: embarazo adolescente y embarazo de riesgo, captación activa y temprana de la embarazada, atención al recién nacido y niño en riesgo y calidad de atención.

Es que hasta 2007 los índices eran favorables para Entre Ríos: se pasó de una tasa de mortalidad infantil del 11,8 por mil en 2006, al 11 por mil, en 2007, en tanto que la tasa de mortalidad materna bajó del 6,2 en 2006, al 2,9, en 2007. Ese año, 2007, a nivel nacional el índice de mortalidad infantil se ubicó en torno al 12 por mil.

Por qué ocurren

Hay factores que se convierten en condicionantes, dice Zanuttini. “No hay planes para los sectores de menores ingresos, y la educación es un valor cada vez menos presente en muchos hogares. Además, la intensidad de la pobreza hace que la capacidad de cuidado de las madres, de la comunidad en general, esté muchísimo más lesionada. En consecuencia, el indicador de mortalidad infantil está reflejando esto”.

Pero hay otros factores que inciden. La mortalidad infantil, dijo Zanuttini, está ligada en un 60 % de los casos al bajo peso, esto es que nacen con un peso menor a 2.500 gramos. Otro factor que influye es la edad de la madre: la mortalidad se da en las edades extremas, esto es en las menores de 20 y las mayores de 40.

“Lo que vimos en 2008 es que la mayor mortalidad se dio en el grupo de madres mayores de 40 años. Y además, influye el embarazo adolescente, un índice que venía creciendo en los últimos años, pero que ahora se estabilizó en torno a una tasa del 18,7 % sobre el total de nacimientos que se registran en la provincia”, añadió.

Después, avanzó: “En la provincia, desde el año 2003 vienen disminuyendo los nacimientos totales, pero a la vez los nacimientos de madres menores de 20 años, venían creciendo. Esta tendencia se rompe en 2008: se frena, aunque de modo leve, la disminución de la natalidad”.

-¿Son evitables las causas de mortalidad infantil en Entre Ríos?

-Si hacemos un análisis tradicional, podemos decir que en las muertes en el período neonatal, esto es las que se producen en los primeros 28 días de vida, 2 de cada 3 se consideran que ocurrieron por causas que pudieron evitarse. Y se podrían haber evitado mejorando la calidad de atención de los servicios de salud. Y esto es fundamental: no sólo dar una buena atención luego del nacimiento, sino en forma previa a la concepción, con correctas políticas de salud sexual, evitando embarazos no deseados, y luego, sí, también la atención del parto y del recién nacido. Si esas condiciones están, hay muertes que podrían evitarse. En tanto, en el período postneonatal, se considera que 1 de cada 2 muertes podrían evitarse mejorando las condiciones de vida de la infancia.

• Para destacar
La proyección oficial indica que en Entre Ríos existe un 17,1 % de población que está bajo la línea de pobreza, esto es 195.345 personas, sobre una población total estimada de 1.255.787 personas.

Hay 42.000 desocupados, lo que supone una tasa del 8,1 %.

Un 59 % tiene cobertura social, con lo cual un 41 % no la tiene.

La cobertura de vacunación en menores de 1 año llega al 71 %.

Sólo el 86,3 % de los entrerrianos está cubierto con redes de agua corriente.

Y el 55,2 % tiene desagüe a la red pública.

• El dato

La cantidad de muertes de menores de un año que se produjeron en Entre Ríos por cada 1.000 nacidos vivos fue de 271. De ese total, 80 ocurrieron en el departamento Paraná. Y de éstas, 63 se dieron dentro de la ciudad, y dentro de la ciudad, 59 ocurrieron por fuera del área céntrica. (

domingo, 30 de agosto de 2009

...Y SI PINTA PORQUE NO...!!!??? ESTO DICEN LOS JÓVENES EN VILLAGUAY.

CADA DÍA MÁS CHICOS REVELAN QUE CONSUMEN PORRO ANTE SUS FAMILIAS.

Esta nota comienza con el diálogo sin desperdicio entre un periodista de este diario y el adolescente de 15 que tiene en casa. Qué hacer: ¿prohibir tajantemente?, ¿aceptar y sentirse cómplice? La opinión de los especialistas.

Daniel pasó por delante del cuarto de su hijo. La puerta estaba abierta; adentro se veía el mismo caos de siempre. En el piso había tirada una botella de gaseosa de dos litros, Daniel entró, como tantas otras veces, para ayudar a su hijo con ese descalabro que era el dormitorio. Federico, la criatura, no estaba en casa. Daniel se agachó, juntó la botella y para su sorpresa se encontró con un artefacto que era cualquier cosa menos un contenedor de líquidos. Aunque no sabía qué era, aunque nunca había fumado un porro, Daniel supo en el acto que esa cosa olía a marihuana. –Fede, ¿qué es esto? –preguntó a su hijo cuando llegó del colegio. Federico tenía –tiene– quince años. –Una pipa de agua, papá. –¿Y para qué sirve esto? –Pa, no te hagás el boludo. –¡No! ¡VOS no te hagás el boludo! –Para fumar marihuana, pa. –¿Y quién la usa? –Yo, pa. –¿Estuviste fumando acá? –Nooo. ¡Acá no! ¡Cómo voy a fumar acá! Fumé en la casa del Gordo. Federico tenía –tiene– una banda de rock. El Gordo forma parte de esa banda. Daniel sintió que se le calentaban las orejas. –Mirá, pa, yo desde hace un tiempo que fumo. –¿Cuánto es un tiempo? –No sé, el año pasado capaz. –¿Y cada cuánto fumás? ¿Cuándo fue el último que te fumaste? –¿Hoy qué es, martes? –Sí, hoy es martes. –Hace... qué se yo... ¿cinco días? –¿Y vos tenés ganas de fumar más? –Qué sé yo... si me pintan las ganas... Pero, pará, pa, no estoy enfermo. –¿Y cómo hacemos con esto? –No vamos a hacer nada, quedate tranquilo. –¿Pero vos entendés que es un peligro? No es sólo por la marihuana en sí, es todo el circuito... –No, pa, quedate tranquilo: nosotros con los transas no nos metemos, porque los transas venden cualquier porquería. Nosotros fumamos de la buena porque la cultivamos nosotros. –¿Cómo que la cultivan ustedes? –Sí, pa, la cultivamos nosotros. –¿Dónde? –En la casa del Gordo. Un par de días después, Daniel vio que su hijo tenía en Facebook, bajo el título “Establecimiento Las Marías”, la foto de cuatro plantines de cannabis. Unas semanas más tarde, la directora del colegio al que va Federico lo citó a Daniel para mostrarle un dibujo: el diseño de un mecanismo para poder plantar marihuana en un lugar oscuro. Exactamente, en el ropero de su casa. Unos pocos días después –para seguir siendo precisos, el 25 de agosto pasado–, salió la despenalización del consumo de marihuana y el tema se instaló en la mesa familiar. Hubo una charla de dos horas. En esa conversación estaba la abuela (madre de Daniel) de 80 años. –Tengo que contarte algo: Fede fuma marihuana –le dijo Daniel a su madre, en un aparte. –Yo ya sabía, Daniel. –¿Cómo? –Daniel, quedate tranquilo que no pasa nada: ¡Es un porro! –¿Mamá vos me estás cargando? –No, yo ya le pedí, yo quiero fumar con él. El médico me explicó que los dolores reumáticos también me los cura. Y yo sé que no hace daño. Toda esta secuencia no está sacada de un capítulo de la serie Tratame bien, en la que el actor Martín Slipak personifica a un adolescente tardío que cultiva plantitas en su placard. Le ocurrió a un periodista de este diario –que desde entonces anda repitiendo que está “rodeado de una familia de fumones”– y probablemente se vuelva más usual en ese mundo interminable que es cada familia. Ocurre que son cada vez más los adolescentes que blanquean el consumo de marihuana en su casa, una tendencia que –para algunos– probablemente se expanda luego de que el 25 de agosto pasado la Corte Suprema de Justicia declarara la inconstitucionalidad del artículo 14, párrafo 2º, de la ley de Estupefacientes, y asegurara que la tenencia de droga para consumo ya no es delito; un pronunciamiento que afecta favorablemente los intereses de dos millones y medio de argentinos, tal es la cifra de consumidores locales de marihuana según la Organización Mundial de la Salud. Sin la carga que supone la ilegalidad, entonces, los jóvenes instalan el tema abiertamente en sus hogares y dejan a los padres ante una escena que no saben resolver: si prohíben el consumo, lo único que logran es generar distancia. Si lo aceptan, se sienten cómplices. “Yo soy un tipo informado y sé que la marihuana no es todo lo adictiva ni lo dañina que se dice que es, pero tampoco compro el discurso de que es un yuyito y listo –cuenta Daniel–. Me doy cuenta de que tengo que confiar en mi hijo. Quiero criarlo en un ámbito de libertad, y nada de lo que yo pueda impedirle a él lo va a proteger más que todo lo que ya le di, de todo lo que le transmití en términos de experiencia y ejemplo de vida. Con todas las explicaciones que me dio Fede, que descubrí que es un teórico en cannabis, terminé entendiendo que un porro no es más peligroso que un huevo frito. Si vos te fumás un porro o te comés un huevo frito, va a estar todo bien. Pero si te fumás 70 porros o se comés 70 huevos, te morís de sobredosis o de una patada al hígado”. Mejor no hablar de ciertas cosas. Una encuesta realizada entre adolescentes escolarizados por el Observatorio Argentino de Drogas (OAD), dependiente de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) advierte que el 9,3 por ciento de los estudiantes consumieron alguna droga ilícita en el último año y que, de ese porcentaje, el 82 por ciento consume fundamentalmente marihuana. A su vez, de las sustancias ilegales la marihuana es, por lejos, la que es vista como “no riesgosa” por una mayor parte de los adolescentes: el 16,2 por ciento cree que el uso experimental no es peligroso (contra el 7,5% de la cocaína y el 5,7% del éxtasis). “En el estudio no ahondamos en la percepción que tienen los padres respecto del consumo de sus hijos, pero es algo que vamos a hacer cuando este año repliquemos la investigación –advierte la socióloga Graciela Ahumada, directora del OAD–. Lo que sí se sabe es que el nivel de atención de los padres frente a sus hijos, cualquiera sea el tema, está asociado con el nivel de consumo de marihuana, tabaco o alcohol. Los chicos que se sienten menos mirados por sus padres tienen un mayor consumo de todo”. A veces los padres prefieren no saber. Prefieren, por más brutal que suene, que el consumo de marihuana transite un carril de “falsa ilegitimidad”: aunque saben que sus hijos fuman, miran para otro lado para no tener que prohibir, ni que legitimar. Y es justamente esa polaridad la que vuelve las cosas tan difíciles. “A los padres se les hace difícil porque muchos lo plantean en términos extremos de legitimación o prohibición –explica el psicólogo Sergio Balardini, miembro del Programa de Estudios de Juventud de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales–. Por otra parte, hay que tener en cuenta que construir confianza entre padres e hijos no significa que ‘todo’ debe saberse y ‘todo’ debe ser dicho. Simplemente, quiere decir que no hay ningún tema que no ‘pueda’ ser hablado, que no es lo mismo”. Una encuesta realizada en 2006 por la empresa de comunicación estadounidense VitalSmarts –y mencionada por la periodista Alejandra Folgarait en su libro En trance– revela que sólo el 21 por ciento de los padres se anima a preguntarles a sus hijos sobre temas relacionados con drogas. Del 79 por ciento que no menciona el tema, un 26 por ciento argumenta que no hablan porque no hace falta, ya que creen que sus hijos no están influidos por drogas. A su vez, hay un 56 por ciento de padres que suponen que sus hijos van a fiestas donde se toman drogas y un 48 por ciento sabe que los amigos de sus hijos son consumidores. En síntesis: hay una importante franja de padres que, aun cuando saben que sus hijos consumen, tienen miedo de hablar. “Creo que no hablar, a sabiendas de que existe una conducta preocupante en los hijos, nunca es bueno. Coloca a todos en un ‘como si’, en un ‘sé qué pasa pero miro para otro lado’, que es el origen de las actitudes corruptas –opina Graciela Moreschi, médica psiquiatra y autora del libro Qué, cómo y cuándo hablar con los más jóvenes–. Todo lo que se pueda hablar y no permanezca oculto es mejor, pero esto no significa aceptación total de límites. Que se hable del tema no hace que el consumo sea menos peligroso o dañino, y hay que tener en cuenta que cuanto más legalizado esté, mayor será el consumo, porque las drogas legales son las que más se consumen. Teniendo esto en claro, el confrontar y acordar sobre cuáles serían los límites de este consumo puede ser muy útil. Por ejemplo, un límite puede ser el de no aceptar que el consumo llegue a producir efectos en la conducta. Es decir, que el hijo no llegue mambeado a su casa”. El otro yuyito. Vilma cumplía 78 años y la familia entera festejaba en Haedo. Había hijos, hermanos, nietos, novias y una mesa enorme en la que se apilaban los restos de un asado. Cuando terminó el almuerzo, hicieron lo que se hace en todos los encuentros familiares: empezaron a hablar del país, de las noticias, del gobierno. En esos días, una vez más, estaba en debate la despenalización del consumo de marihuana. Alguien mencionó el tema. Empezaron a discutir. –Por qué tanto lío –interrumpió Vilma–. La marihuana es un yuyito que crece en cualquier lado y no hace nada. Cuando yo era chica crecía en el barrio y yo tenía un vecino con una planta enorme en la puerta y nadie le daba bola. Es mejor la marihuana que el tabaco. Mientras los adultos se recuperaban del shock, los nietos de la familia –entre ellos Agustín Durante, de 20 años, quien contó esta anécdota– hacían hinchada al grito de “¡grande, abuela!” y dejaban en claro, sin demasiado miedo al escándalo familiar, que los porros no eran algo ajeno a su folclore adolescente. “No es que hubo un blanqueo explícito, pero todo fue muy obvio”, cuenta Agustín, quien ya hizo público el consumo en su casa y está en pleno debate con su madre respecto de la posibilidad de tener una huerta de cannabis en el balcón. –Ma, es apenas una planta, no te preocupes. –Me vas a llenar la casa de plantas y los vecinos van a llamar a la policía. –Ya no pueden llamar a la policía, ma. Ahora se puede tener para consumo. Y si llaman, que vengan todos y los invitamos a fumar un poco. Con este argumento, Agustín convenció a su mamá. El próximo 21 de septiembre, junto a un amigo, plantará la primera semilla para recibir la primavera.
Las imágenes que hemos agregado a este informe son de uso cotidiano por los adolescentes que consumen o fomentan y encarnan una lucha si se puede decir para que se legalice el consumo de porro.

 
WEB ENTRE RÍOS Copyright © 2009 Blogger Template Designed by Bie Blogger Template