Ideado y protagonizado por autores y personalidades villaguayenses, con la asistencia técnica del Instituto de Cine de Santa Fe, se encuentra en proceso de edición un documental filmado íntegramente en nuestra ciudad.
El proyecto surgió como parte del programa “Polos Audiovisuales Tecnológicos”, implementado por el Ministerio de Planificación a través del Consejo Asesor del Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre, como parte de la planificación estratégica para la puesta en marcha y aplicabilidad social de la televisión digital argentina.
En total son 9 los polos audiovisuales tecnológicos que cubren la geografía de nuestro país, mediante un sistema articulado por las universidades nacionales de cada región.
El polo Centro-Este integra a las provincias de Entre Ríos y Santa Fe, coordinadas por Universidad Nacional de Rosario, Universidad Nacional del Litoral, Universidad Autónoma de Entre Ríos y Universidad Nacional de Entre Ríos.
Este polo está trabajando en un serial de 20 capítulos de media hora de duración que lleva por nombre “Aguafuertes. Crónicas del Litoral”, un producto que incluye 20 programas dirigidos por 20 directores distintos, en formato periodístico de investigación que rescata historias poco conocidas de personajes o lugares conocidos. Uno de ellos es el filmado en Villaguay.
“Che, Zoila”: el documental villaguayense
Junto al Téc. Guillermo Cuevas, de la Subsede Villaguay de la UADER, como productor ejecutivo, un grupo de conciudadanos se abocó a la exigente tarea de filmar un documental en nuestra ciudad, reflejando parte de la historia del pueblo a través de la figura de un personaje tan misterioso como exótico: Zoila Bravo, “la Zoila”.
El film, titulado “Che, Zoila”, es protagonizado por el periodista y docente Juan Manuel Fabricius, quien siguiendo el argumento (ver aparte) entrevista a varios referentes de la comunidad local para obtener información sobre la singular mujer que habitara el monte, a la vera del arroyo.
Los villaguayenses que conforman este proyecto son: Rolando López, Guillermo Cuevas, Dardo Bianchi y Juanchi Miller, quienes contaron con la colaboración de Fito Lucca, José Luis Raota y Mauro Beltrame. Además, parte de la música original que aparecerá en el documental es una creación especial de Marito Suárez.
El equipo de rodaje contempló la participación de personal especializado del Instituto de Cine de Santa Fe que dirige precisamente Rolando López, a efectos de asegurar la calidad de la filmación.
“Che, Zoila” fue filmado íntegramente en Villaguay. Hubo locaciones en edificios históricos de la ciudad, casas particulares, bares y en el ejido de zona nordeste; más precisamente en el monte, en el Arroyo Villaguay y donde se encuentran las ruinas del castillo que una vez habitara la recordada Zoila Bravo.
La etapa de filmación ya fue completada y ahora el cortometraje se encuentra en los pasos de edición, mientras se prevé que el producto final estará listo para mediados del mes próximo.
El argumento
Juan, (Juan Manuel Fabricius) un joven estudiante de Villaguay, se interesa por el supuesto paso de Ernesto “Che” Guevara por nuestra ciudad. En el transcurso de su investigación se entera de la existencia de una enigmática mujer llamada Zoila Bravo, que vivía en un castillo en plena Selva del Montiel.
La atención de Juan se desvía y comienza a indagar a distintas personalidades de Villaguay para reconstruir la vida de esta mujer. De ahí el título del film “Che, Zoila”.
Juan entrevista a Orlando Retamar, Manuela Chiesa de Mammana, Olga Luz Alzogaray, Miguel Ángel Federik y Raúl Jaluf. De pronto, en la cabeza de Juan comienza a armarse una historia increíble, con aspectos románticos, como un brillante capítulo de la mejor novela.
“Che, Zoila” será un capítulo más de la serie de documentales “Aguafuertes. Crónicas del litoral”, ciclo que pronto podrá verse en la nueva Televisión Digital Abierta de Argentina y en diversos países de Latinoamérica.
La Zoila (por Dardo Bianchi)
Zoila Bravo firmaba sus escritos con un seudónimo: Margarita Duval, un juego de palabras uniendo los nombres de los dos personajes principales de “La dama de las Camelias” de Alejandro Dumas.
Su nombre real era Zoila Ladislada Bravo. Vivía prácticamente sola en una casa, que parecía un castillo, en el medio del monte, a la vera del Arroyo Villaguay.
En aquellos años, aun no existía la ruta ni el puente que conocemos hoy. Apenas era un caminito de tierra que terminaba en el arroyo y, ahí, se acababa todo.
Zoila era un ser misterioso y llamativo. Además de escribir poemas, tocaba el violín, pintaba al oleo, recibía en su casa a los intelectuales del pueblo, tiraba las cartas, hablaba con las arañas, vivió amores de película y, según algunos, hasta refugiaba en su hogar a hombres disidentes de las situaciones políticas de la época.
Siempre vestía de negro, impecable. Maquillaba su cara con polvo de arroz y reforzaba sus labios con brillante rouge.
Por las noches, solía salir al balcón de su castillo para disparar al aire varias balas de su viejo trabuco. Era como un escudo que la protegía. Como un aviso para los hombres del monte en esas noches sin lunas: “Ojo, aquí está la Zoila Bravo”.
Hay quienes comentan que tal vez Zoila y el Che Guevara pudieron conocerse, puesto que el Che, cada vez que venía a Villaguay, se alojaba en una casa lindante al campo de la Zoila. Pero esto es muy difícil de comprobar. Los dos personajes, ya están muertos.
Lo cierto es que, una vez, Zoila Bravo, tuvo un romance con un periodista llamado Celestino Valdez que trabajaba en un Diario de Villaguay. Un romance que terminó en drama puesto que el periodista abandona a Zoila para fugarse con una sobrina de esta, obviamente mucho más joven.
Aparentemente es allí donde Zoila se encierra, se viste de negro y sale al balcón a lanzar tiros al aire. Pescadores de la zona dicen que aun suelen escucharse esos tiros por las noches. Comentarios muy comunes de la gente de campo.
Zoila hablaba con las arañas, le ponía nombres, le cantaba nanas. Su relación con las arañas era tal que cuando enfermó, ya viejita, ocurrió algo insólito en el Hospital: Dos enfermeras la cuidaron hasta el último momento. Las enfermeras nunca entendieron por qué esa habitación siempre se llenaba de arañas. Era la única habitación del Hospital que tenía arañas. Cuando Zoila murió, las arañas desaparecieron.
Para algunos, Zoila era una mujer muy temida, pero la mayoría de los hombres que visitaban su casa, casi todos intelectuales, aseguran que, en verdad, era una mujer muy amable y portadora de una rara belleza.
Zoila Bravo nació y murió en Villaguay. Conoció la luz en 1905 y se despidió de ella el 24 de agosto de 1987. Tenía 82 años. Sus restos aun reposan en un nicho, muy cerca de la entrada principal del cementerio local.
Muchos la recuerdan como aquella enigmática mujer vestida de negro que, apostada contra un poste de su tranquera, cobraba un par de pesos a todos aquellos que querían acceder a una soñada playita de arena, sobre el Arroyo Villaguay, en el corazón de su salvaje jardín.
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