El nombre de restaurantes y una foto en la etiqueta de un vino están haciendo de Perón un icono comercial dentro del sistema capitalista en la Argentina. Millones de personas hain soñado con él y las conquistas sociales que promovió, pero hoy Juan Perón parece dejar la arena política por el mundo más moderno del mercadeo.
“La franquicia de ‘El General’ era demasiado cara. Por eso le pusimos ‘Juan Domingo’ y registramos la marca”, dicen los dueños de un bar de La Plata.
Perón (1895-1974), tres veces presidente de Argentina, fue durante largo tiempo el creador de un populismo nefasto para el país para unos y para otros más numerosos el padre de las conquistas sociales, el que supo devolverles la dignidad a los trabajadores.
Pero ahora es el nombre de restaurantes de moda, una foto en la etiqueta de un vino de alta gama y un personaje sonriente estampado en una camiseta.
“La franquicia de ‘El General’ era demasiado cara. Por eso le pusimos ‘Juan Domingo’ y registramos la marca”, dijo a la France Presse José Pablo Lamenza, 58 años, docente, haciendo una visita guiada por su nuevo restaurante en La Plata.
“El General”, otro establecimiento situado en Buenos Aires, fue el primero de todos estos restaurantes y cafés que recientemente abrieron sus puertas: “Perón-Perón”, en la capital argentina, y “Juan Domingo”, en La Plata.
Las paredes de esta antigua residencia reciclada están cubiertas de fotos amarillentas de Perón, muchas de ellas con aspecto deportivo.
Para Juan Carlos Torre, de la privada Universidad Di Tella, “el marketing de Perón es un comentario del peronismo de siempre sobre la empresa posperonista que promovió (el ex presidente Néstor) Kirchner” (2003-2007).
Unas calles más allá, en el corazón de esta ciudad históricamente politizada, cuya universidad pública sufrió 700 desapariciones de personas durante la dictadura (1976-83), el artista Diego Manuel, 41 años, coloca en bolsas de plástico una pila de camisetas estampadas con retratos de un Perón sonriente sobre un fondo verde, pintadas por él mismo.
“Estas remeras se venden por Internet, sobre todo en Europa y Estados Unidos, por 20 euros”, precisa.
Jorge Giaccobe, politólogo, estima que “como el Che, Perón ha dejado de ser peligroso, y eso es lo que permite transformarlo en un objeto comercial”.
El publicista Fernando Braga Menéndez, cercano al actual gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, estima que “Perón está de vuelta”.
“Hay personas que rechazaban a Perón y que lo ven hoy como una figura pintoresca, muy argentina, que supera el conflicto y puede ser adoptada comercialmente. Entra en la categoría de (Juan Manuel) Fangio, de (Carlos) Gardel”, destaca el publicista al compararlo con los monstruos sagrados del automovilismo y el tango.
La transformación de Perón coincide con la construcción del ícono del fallecido ex presidente Néstor Kirchner, en un año de elecciones presidenciales en octubre.
En Buenos Aires, una exposición rinde “Homenaje al pensamiento nacional y al compromiso”. Como en las kermeses, allí uno puede arrojar pelotas a figuras de ‘gorilas’ apodo dado a los antiperonistas y seguir un largo camino que lo llevará desde Perón a Kirchner.
“Perón, Néstor y Evita cambiaron la historia del país”, dice Valentina Cúneo, 27 años, una de las responsables de la muestra, poniendo al ex presidente Kirchner entre esas dos grandes figuras de la historia argentina.
Giacobbe afirma que “a partir de la muerte de Kirchner, hubo una mente publicitaria lúcida que se dio cuenta de que la construcción del ícono Kirchner le permite al kirchnerismo (oficialismo) vivir sin depender del peronismo”. “Existe una operación política en marcha”, afirma Torre.
En el restaurante “Perón-Perón”, el pintor de origen austríaco Helmut Ditsch se manifiesta convencido de la victoria de la presidenta Cristina Kirchner en las próximas presidenciales y hace la “V” de la victoria apenas lo fotografían.
Ditsch acaba de lanzar un vino al que llamó “el Justicialista” (peronista), con una foto de Perón en la etiqueta. “Estuve en un almuerzo con (el mandatario venezolano) Hugo Chávez, y la presidenta (Cristina Kirchner). Les llevé el vino. Fue buenísimo”, dice Ditsch descorchando su nueva botella, vendida a 17,10 pesos (4,20 dólares).
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