La militancia estudiantil chilena lucha por “instalar el
cuestionamiento al modelo naturalizado en la sociedad y por la
educación gratuita en todos sus niveles”, afirmó la dirigente del
colectivo Estudiantes Movilizados de Chile Nicole Miranda Lara, quien
destacó que además exigen “la renacionalización de los recursos
naturales, y respuesta en otros aspectos de la vida humana como la
salud, el trabajo y la vivienda”. “No es sólo lo que pasa en Chile, sino
también en toda Latinoamérica. Por eso estamos en lucha”, advirtió.
Miranda Lara tiene 23 años, es estudiante de quinto año de Pedagogía
en Filosofía de la Universidad de Valparaíso. Llegó a Paraná en
representación del colectivo Estudiantes Movilizados de Chile, que
sustenta la Confech, para participar del Tercer Encuentro de Educadores
Populares por la Alfabetización, que organizó la Asociación Gremial del
Magisterio de Entre Ríos (Agmer).
En diálogo con esta Agencia, la joven explicó que en un comienzo, a
las demandas “las enmarcábamos en tres ejes centrales: financiamiento,
democratización y acceso. A lo largo de la movilización, esos ejes se
fueron acotando o ampliando, y hoy en día el punto fundamental es luchar
por la educación gratuita en todos sus niveles”.
Luchas, historia y después
El devenir de la educación en Chile “es bastante complejo. Podríamos
marcar un hito que es el que generó un quiebre para la actualidad: la
dictadura. En 1973 cambió la situación de la educación en mi país, ya
que se generó una nueva institucionalidad en cuanto a la educación
primaria, secundaria y superior. Pero lo más importante es que en todos
los casos, el Estado pasó de ser un Estado garante y bienestar, a otro
subsidiario. Ese cambio en el carácter hizo que la educación ya no fuera
un rol del Estado sino de las familias, de los privados”.
Además destacó que en el vecino país, “toda la educación superior es
arancelada y se paga no sólo en las universidades privadas sino también
en las públicas. Y si bien la educación primaria y secundaria son
obligatorias, a cargo las municipalidades, la matricula representa sólo
un 37 por ciento, ya que la mayoría de los alumnos están bajo un régimen
mixto, en colegios particulares subvencionados por el Estado”.
Es que cuando volvió la democracia a Chile, en 1990, ésta fue pactada y no permitió que se moviera un ápice de la Constitución de 1980. “En esa Constitución de la dictadura ya se habían sentado las bases de lo que sería la educación de ahí para adelante. La resistencia de entonces no fue para recuperar lo perdido sino para frenar las modificaciones que intentaban poner los gobiernos de la Concertación”.
La joven precisó que en 1994 se produjo una gran movilización estudiantil contra las leyes Marco sobre Educación Superior (acreditación y financiamiento), que se frenaron, con la lamentable pérdida de la vida de un estudiante, Daniel Menco, quien murió víctima de la represión en las calles. “Las leyes Marco eran muy parecidas a la ley de Educación Superior, que se instauró en 1995 en Argentina”.
Sin embargo, el gobierno de la Concertación insistió después entre los años 2003 y 2005. “Aprobó la ley de Acreditación, que instaló la Comisión Nacional de Acreditación, similar a la Coneau de Argentina, y la de Financiamiento, que genera un crédito con garantía estatal”, recordó.
En la actualidad, los estudiantes chilenos apuestan a “frenar más privatizaciones en la educación, a recuperar lo perdido. Y ahora sí, esta fase de lucha interpela y exige una vuelta a una educación más sensata, que esté en función del pueblo y de las mayorías y no de los empresarios o de la economía”.
Para Miranda Lara, el apoyo de la sociedad es crucial. “Claramente vemos el apoyo del pueblo; la gente está de acuerdo con nuestra lucha y no porque la encuentre simpática, sino porque la mayoría de las familias chilenas están sobre endeudadas. Todos entienden lo que significa querer estudiar y no tener plata para pagar los estudios. Y no solo eso, sino también luchar para que haya una salud publica para todos, porque es terrible no tener plata para atenderse; no tener plata para comer, no tener una vivienda para habitar”.
La estudiante advirtió que la situación “es grave y ya tocó techo. El descontento acumulado es muy grande y como el gobierno de la derecha había prometido un cambio y no lo hizo, la gente nos apoya. Estamos todos cansados del sistema, del modelo económico en el que nos desenvolvemos como país…hay que entender que Chile está en el capitalismo más salvaje del mundo y en tal sentido, luchamos ante la injusticia y la precariedad”.
Chile no es la excepción
Pero lo que pasa en Chile “no es raro ni desconocido, sino que son condiciones similares a las que se reproducen en toda Latinoamérica. Lo que pasa en mi país también sucede en Argentina, Brasil, Colombia o en otros estados de Nuestra Latinoamérica. Es necesario entender que debe darse un proceso de solidaridad, no porque creemos que en Argentina las cosas van mejor, sino porque estamos convencidos que somos parte de un proceso de robo y explotación de nuestros recursos, en función de intereses que no tienen nada que ver con nosotros, sino que responden a trasnacionales o a la clase política”.
Medios de comunicación, siempre de los poderosos
La situación de los medios de comunicación en el país transandino no difiere mucho del de la Argentina. “Muchos están en manos de los poderosos, y han realizado una gran tarea de cooptación de la opinión pública. Por supuesto que trataron de desvirtuar el movimiento, de criminalizar la movilización y ahora apuntan a invisibilizar nuestra lucha. Por ejemplo, la lamentable tragedia aérea de la isla Juan Fernández se utilizó para tapar nuestra movilización, tildarnos de ‘insensibles’ y acusarnos de negarnos a dialogar. Sin embargo, internet y las redes sociales generan otro sentido en la ciudadanía. A estos medios alternativos no los pueden coptar…”.
La proyección a futuro
La lucha que viene es “larga y grande. Primero, peleamos contra un gobierno de ultraderecha, sobre-ideologizado con el mercado y el neoliberalismo; una derecha intransigente, que no escucha, que no le interesa escuchar, y que tampoco está interesada en hacer lo que el pueblo quiere, sino que hará lo que le convenga”.
En tal sentido, los estudiantes planean seguir la lucha organizados y articulados con otros interlocutores, con quienes “ya hemos actuado en términos de confianza y de trabajo”. Para la militante de la Universidad de Valparaíso “nuestra mayor victoria es haber emprendido un proceso de resistencia que hace muchos años no se daba en Chile”.
El atreverse otra vez a decir ‘basta’. Salir a la calle a luchar por los derechos, por lo absolutamente posible. Buscar reivindicaciones, no sólo especificas en lo educativo sino también otras demandas políticas como la reforma tributaria, la renacionalización del cobre, o la disminución del gasto en defensa “son proyecciones políticas para nosotros sumamente importantes que se enmarcan en un proceso de articulación y reconstitución del tejido social y popular en Chile”.
La persona
La estudiante de Pedagogía en Filosofía de la Universidad de Valparaíso mide 1.61. Tiene rasgos indígenas, y su rostro, marcado por pómulos pronunciados, representa el mestizaje de mapuches con español. Su piel es blanca y el cabello negro enmarca la cara.
Militante de Estudiantes Unidos, es una figura que marca presencia, de gran influencia en el mundo estudiantil de Chile.
En ella se destaca la elocuencia y la preparación para enfrentar temas complejos, que sin duda, puso de manifiesto en el Encuentro que Agmer organizó en Paraná.
0 comentarios:
Publicar un comentario