lunes, 4 de julio de 2011

Cómo viven quienes no tienen nada.

Carlos Farías habita una casa estrechísima armada con chapas viejas. Rendijas cruzan las paredes débiles. “Aguanto”, dice al consultarle cómo afronta estos días helados. La de Carlos es sólo una de las historias, que intenta reflejar la de otros entrerrianos.
Carlos Farías no recuerda bien su nombre, y no tiene DNI para verificarlo.
Carlos Farías no recuerda bien su nombre, y no tiene DNI para verificarlo.
En los fondos de un caserío del barrio Tiro Federal de Paraná, en un sitio de difícil acceso, sobre una especie de cañada, donde la ciudad y los ruidos se pierden, vive Carlos Farías, un hombre de 65 años.
Para llegar hasta su morada, no es un trámite fácil: hay que ingresar por el gran predio que perteneció a la institución de Tiro y que ahora es de una entidad bancaria local, por el lado de Avenida Almirante Brown al 900, y avanzar –mediante unas sendas angostas– por el interior de un asentamiento añoso formado a la vera del arroyo Colorado. Para pasar por ahí, se requiere la autorización de los dueños de las viviendas, pues se debe caminar por patios internos de las construcciones que se ubican sin orden, una detrás de otras, hasta alcanzar el fondo del vecindario, donde otrora, según los vecinos, fue el cauce –luego entubado en ese tramo– del arroyo.
Justo en la depresión del terreno, donde corría el agua del Colorado, en el fondo de todo, rodeada de basura y en medio de una maraña de vegetación, se mantiene en pie una choza maltrecha, construida en base a trozos de chapas y trastos viejos. Se trata de la estrechísima habitación donde vive desde hace unos cinco años Carlos, quien al entornar la puerta desnuda la extrema precariedad por dentro de su casa: rendijas y agujeros en las paredes, un piso de tierra empapado en humedad y poquísimos enseres y ropa mezclados en el desorden.
“Aguanto”, dice ante la pregunta de cómo soporta estos días de tanto frío. Con heladas impiadosas y un caño –ubicado en el sector alto del terreno, en la parte trasera de una de las viviendas del asentamiento– desaguando en forma permanente en dirección al rancho, Farías transcurre sus días sin mayores aspiraciones. Para comer, “me las rebusco en la basura”, dice y cuenta que cirujea para poder sobrevivir. Cuando consigue “unos pesos”, producto de la venta del cartón, compra alimentos. E ilustra que hay jornadas que recauda entre 25 y 30 pesos, según cómo rinde la recorrida por las calles que suele extenderse hasta las dos de la madrugada, apuntan los vecinos. Para calentar el cuerpo, afirma que tiene estufas. Carece de baño y al agua accede mediante baldes que le cargan los vecinos.
Carlos cuenta poco. Dice que no tiene familia, que nunca conoció a su mamá y que fue criado por otras personas, que nació en calle Sudamérica de barrio Consejo y que trabajó en una gomería y como changarín. Pero admite que el alcohol en su vida hizo estragos, que ahora hace años que dejó la adicción y menciona su paso por tratamientos psiquiátricos.
Como la de Carlos, hay otras tantas historias de pobreza y desamparo en la ciudad. Por ejemplo, el año pasado EL DIARIO dio cuenta del caso de un hombre, que levantó un toldo en un terreno cubierto de vegetación en la zona del Acceso Norte, a metros de Blas Parera. “Yo vivo acá porque no tengo adónde ir”, había dicho Darío Javier García, de 51 años, una tarde gris y helada de mayo de 2010. Desde entonces el armazón precario continúa plantado y con gente alrededor. También se reflejó la realidad de pura carencia de familias, asentadas en frágiles ranchos a la vera del arroyo Antoñico, en barrio Libertad, y otras ubicadas en la jurisdicción de la vecinal Arroyo Los Berros.

Demanda sostenida. Para Miguel Velazco, sacerdote de la Parroquia San Roque de Paraná, el panorama es claro: hay personas en situación de calle en la ciudad y estimó que rondan las 200. Basó el cálculo en el permanente contacto con esa realidad, pues junto a un grupo de vecinos viene asistiendo con un plato de comida a personas desamparadas los martes y jueves por la noche. Los martes cocinan para unas 20 familias del barrio Consejo, donde está enclavada la parroquia, y los jueves para entre 60 y 70 vecinos de la ciudad que se acercan a la Plaza Alberdi (del bombero) a recibir la ración. “Nosotros cubrimos una ínfima parte” de la necesidad, dice y recuerda que hay otros grupos solidarios que brindan alimentos los lunes y viernes –mediante el comedor Cenador Manolo, en un salón de la zona céntrica– y los martes y miércoles bajo la modalidad itinerante: en vehículos, acercan la comida a lugares puntuales de Paraná.
“Haciendo un sondeo sobre la realidad de la gente en situación de calle, hay casi 200 personas en toda la ciudad de Paraná. Nosotros alcanzamos a cubrir alrededor de 70”, reafirma el sacerdote.
Sobre la evolución del número de gente desamparada, Velazco expresa que no observa que decaiga la cantidad: “Se sostiene (la cantidad) y hay momentos en que sube”. Para afrontar el invierno, desde la parroquia –ubicada en las calles Vicente del Castillo y Soler– recolectan frazadas y ropa de abrigo (medias, gorros, bufandas).

Sin DNI
Juan Carlos, Carlos Alberto. Por esa combinación de nombres varió Farías, durante la charla con EL DIARIO, al referirse a su propia identidad. Y la imprecisión no tiene cómo saldarse, puesto que el vecino dice carecer de Documento Nacional de Identidad (DNI). Tampoco ha sido posible –explica Andrea Suárez, referente del barrio– conseguirle alguna cobertura social debido a que “para todo trámite se necesita el documento”, detalla. La intención del vecindario era poder tramitar una pensión o alguna ayuda, que le permita al vecino vivir mejor. Suárez comenta que desde la comisión vecinal se gestionó el DNI –actualmente está en trámite– y plantea la imperiosa necesidad de una asistencia para Farías: “Es que está viviendo en condiciones infrahumanas, no es habitual ver alguien viviendo de esa manera”. La vecina añade que el sector donde está el rancho se inunda cada vez que llueve, pues se rebasan los desagües y con el agua también corren líquidos cloacales. “Vive en lo que era un gallinero”, afirma en referencia a la endeble estructura y expresa que los alrededores están plagados de basura, que en la mayoría de los casos arrojan vecinos poco solidarios.

domingo, 3 de julio de 2011

CUÁNDO SE VOTA, CUÁNTAS VECES, QUÉ SE VOTA?

Desde los datos básicos, hasta la explicación de las discusiones políticas provinciales y locales más importantes de estos días. Una guía para descifrar de qué hablan los políticos en campaña.
No es un asunto complejo, pero resulta difícil de comprender acabadamente para quien no se haya tomado el trabajo de seguir de cerca el proceso político de los últimos meses en la provincia y no maneje con claridad cuáles son las especiales reglas de juego que regirán la próxima instancia electoral de Entre Ríos, nunca antes aplicadas. Si a esto se agrega que la instrumentación de esas especiales reglas aún no está definida y que sobre ello se teje un pragmático manto de acuerdos políticos, el resultado es el de una generalizada confusión que alcanzó, incluso, a varios dirigentes políticos. Para un ejercicio responsable del derecho a elegir, van aquí una suma de datos básicos con explicaciones de algunos de las discusiones centrales que, de cara a las elecciones, ocuparon a la dirigencia política en las últimas semanas. Como para ir entendiendo el debate electoral, se ofrecen respuestas a una docena de interrogantes, ordenados según su complejidad.

¿Cuántas veces hay que ir a votar este año?

Dos. Una el domingo 14 de agosto, para las internas, y otra el domingo 23 de octubre, para la elección general. Eventualmente, si hubiera balotaje, se debería votar otra vez en noviembre, sólo entre las dos fórmulas presidenciales más votadas.

¿Qué se elige el 14 de agosto?

Hay dos elecciones: 1) las primarias nacionales (presidente, vice y diputados nacionales) y 2) las internas abiertas y simultáneas provinciales (gobernador, vice, diputados provinciales, senador departamental, intendentes y concejales). Se trata en ambos casos de internas con las que cada partido selecciona a sus candidatos para las elecciones generales del 23 de octubre. El elector puede votar en cualquier interna, pero debe hacerlo una sola vez, de modo que tendrá que definir en qué partido o partidos participar. Puede votar todos los cargos en uno o combinar: presidente de uno, gobernador de otro, intendente de un tercero, etc.

¿El 14 de agosto, estarán en el cuarto oscuro todos los candidatos que se presentan en octubre?

No, porque la ley entrerriana ordena que los partidos que hayan consensuado una lista única de candidatos no deben presentarse. En consecuencia, sólo estarán los precandidatos que tengan competidores internos para el mismo cargo.
En cambio, la ley nacional dispone que deben presentarse a las internas todos los candidatos, aun aquellos que integren listas únicas. No sólo eso, les exige a cada lista que el 14 de agosto obtengan el menos una cantidad de votos equivalente al 1,5% del padrón electoral, como requisito para poder participar de las generales del 23 de octubre. Por eso van a estar todas las fórmulas presidenciales, a pesar de que no tienen competencia interna.

¿Cuáles son los candidatos a intendente que estarán en el cuarto oscuro del 14 de octubre?

Para la intendencia de Paraná hay internas sólo en el PJ y en la UCR. Para definir quién será el candidato del justicialismo compiten dos listas, que encabezan Blanca Osuna y Sergio Paz. En la UCR, los precandidatos a intendente son tres: Sergio Varisco, Ramón García Ray y Juan Pablo Alzugaray. Cada uno de ellos irá acompañado por su lista de candidatos a concejales. Las boletas del resto de los candidatos a la intendencia no estarán, porque presentan lista única: el intendente José Carlos Halle por el Frente Entrerriano Federal; Edgardo López Osuna por PRO; Santiago Reggiardo por la alianza de GEN con sectores del socialismo; y Carlos Godoy por el Movimiento Proyecto Sur.

¿Por qué se dice que un partido puede tener injerencia en la interna de otro?

Es una posibilidad que habilita la normativa provincial, con la llamada Ley Castrillón. Se permite que un afiliado al partido A pueda elegir al candidato que el partido B llevará a la elección general. Se supone que como A y B compiten en la general, los afiliados al partido A votarán al candidato del B más débil o que vean como más fácil de vencer. En principio, esto no debería pasar porque el día de las internas simultáneas cada afiliado debería estar trabajando para su elección, definiendo sus propios candidatos. Y como se vota una sola vez, cada afiliado “gastará” su voto en definir su candidato, que se supone es lo que más le interesa. Pero eso no ocurre si el partido en cuestión presenta lista única.

En el ejemplo de Paraná, el oficialismo que encabeza Halle lleva lista única y el 14 de agosto no tiene nada que definir. Las agrupaciones que responden al intendente y al bustismo podrían, si así quisiesen, votar en la interna radical o en la interna del PJ. Se supone que lo harían para afectar a sus adversarios.
Como en el orden nacional es obligatorio presentar listas y además no hay competencias, el 14 de agosto se tomará como una gran “encuesta verdadera”, que revelará cual es la real intención de votos que posee cada candidato para octubre. De modo que cada sector tratará de reunir la mayor cantidad de votos aunque no compita con nadie. En cambio, en la provincia las listas únicas no se presentan y, para seguir con el mismo ejemplo, el bustismo no tiene referencia nacional. Esto es: ni Busti, ni Halle llevarán boletas a la interna y tampoco tendrán un candidato presidencial para apoyar, porque su propuesta se limita al orden provincial. De esta manera, el FEF quedará fuera de esa “encuesta” del 14 de agosto, con lo cual, efectivamente, el 14 de agosto estarán “desocupados”, no tendrán motivos para movilizar para una suma. Quizá si para una resta. Pero eso, por lo pronto, es sólo una hipótesis que se toma a modo de ejemplo.

¿Por qué se dice que la candidatura de Gerardo González es “funcional” a Urribarri?

Si se toma la pregunta anterior, se podría afirmar lo contrario: el bustismo, “desocupado” el 14 de agosto, podría votar a González para perjudicar a Urribarri. Más que una “injerencia”, sería en tal caso un modo de dar la interna que Busti no quiso dar en el PJ al conformar su propio partido, el FEF. Pero González le resulta funcional al oficialismo porque le permite a Urribarri estar en el cuarto oscuro del 14 de agosto. A diferencia de sus principales competidores, Benedetti y Busti, que llevan lista única, Urribarri podrá participar de esa gran “encuesta verdadera” del 14 de agosto y en las mejores condiciones: asociado a la presidenta Cristina Fernández, por muy lejos la dirigente política con mayor intención de votos del país. Es más, la eventual injerencia de otro partido que habilita la Ley Castrillón y las condiciones materiales del bustismo para hacerlo, representan para el oficialismo una motivación especial para militar el voto del 14 de agosto, con el objetivo de sumar a la “encuesta verdadera”.

¿Por qué la oposición ha pedido separar una elección de otra?

Es, justamente, para reducir el efecto descrito en la pregunta anterior. Bajo el argumento de que no se puede mezclar una elección de carácter obligatoria (nacional) con una voluntaria (provincial) la oposición ha planteado que se separe lo más posible una interna de otra. Se solicitó que se sufrague en escuelas separadas o al menos en cuartos oscuros separados (nacional por un lado, provincial por el otro) siempre bajo el argumento de que la elección nacional terminaría tornando obligatoria a la elección provincial. El problema político es que en la elección provincial el único que participa es Urribarri, con lo cual, estiman en la oposición, podría obtener muchos más votos de los que recibiría en una interna de voto voluntario.

¿Por qué ha molestado la intención de Urribarri de pegar boleta con Cristina el 14 de agosto?

Porque ese es el modo con el que más se liga la interna nacional con la provincial. La oposición -que dio la impresión de comprender tarde la desventaja en la que cayó al evitar la interna- pidió escuelas separadas, o aulas separadas, y el oficialismo plantea el polo opuesto: pegar boleta, una opción que hasta ahora no ha encontrado resistencias de orden legal. El problema es político, algo que incumbe a ese plano de decisiones; esa es la línea que hasta aquí ha seguido la Justicia y la que han planteado públicamente algunas voces técnicamente autorizadas.

¿Paz sería el González del orden local?

Es una pregunta que difícilmente pueda responderse hoy. En los hechos, el competidor de Blanca Osuna para la intendencia produce el mismo efecto que González a Urribarri: le permite a la senadora estar en el cuarto oscuro de la “encuesta verdadera” y -si todo sale como quiere el Gobierno- en las mejores condiciones, pegada a la boleta de Cristina y Urribarri. Pero Sergio Paz no es, en términos políticos, Gerardo González; no tiene el perfil oficialista ni los antecedentes de funcionalidad electoral del precandidato a gobernador. Su discurso da la idea de que su precandidatura puede prestarse más a la injerencia en la interna del PJ de parte de sectores del bustismo. Aunque, si se lo plantea en términos formales, esa injerencia es relativa. Por esa particular relación del peronismo con la vida institucional, no hubo desafiliaciones en el PJ, a pesar de que se armó otro partido para enfrentarlo electoralmente.

¿Qué se elige el 14 de agosto?

Hay dos elecciones: 1) las primarias nacionales (presidente, vice y diputados nacionales) y 2) las internas abiertas y simultáneas provinciales (gobernador, vice, diputados provinciales, senador departamental, intendentes y concejales). Se trata en ambos casos de internas con las que cada partido selecciona a sus candidatos para las elecciones generales del 23 de octubre. El elector puede votar en cualquier interna, pero debe hacerlo una sola vez, de modo que tendrá que definir en qué partido o partidos participar. Puede votar todos los cargos en uno o combinar: presidente de uno, gobernador de otro, intendente de un tercero, etc.

¿Qué se vota en Entre Ríos?

Todo. O casi. Para el orden nacional, presidente y vice y diputados nacionales. Algunas provincias renuevan también a sus senadores nacionales, pero no es el caso de Entre Ríos, que lo hará en el siguiente turno electoral. En el orden provincial, se votan todos los cargos electivos: Gobernador, vice, diputados provinciales, senador departamental, intendentes y concejales.

¿Qué es obligatorio votar el 14 de agosto?

Los cargos nacionales (presidente y diputados nacionales). Así lo ordena la ley nacional que regula las primarias. En cambio, la ley que rige la elección provincial determina que el voto es voluntario. En consecuencia, es obligatorio elegir un presidente y sus diputados nacionales, pero sólo si se lo desea se puede votar además a los precandidatos a gobernador, legisladores provinciales, intendentes y concejales.

¿Por qué la oposición ha pedido separar una elección de otra?

Es, justamente, para reducir el efecto descrito en la pregunta anterior. Bajo el argumento de que no se puede mezclar una elección de carácter obligatoria (nacional) con una voluntaria (provincial) la oposición ha planteado que se separe lo más posible una interna de otra.

¿Cuáles son los candidatos a gobernador que estarán en el cuarto oscuro del 14 de octubre?

Sólo los dos del oficialismo: Sergio Urribarri compite con Gerardo González por la candidatura a gobernador del PJ. Las otras fuerzas políticas han consensuado lista única para esta categoría de cargo y, por lo tanto, no estarán en el cuarto oscuro las boletas de los postulantes a la gobernación Atilio Benedetti (Frente Progresista Cívico y Social), Jorge Busti (Frente Entrerriano Federal), Armando Saliva (PRO), Ana D Angelo (GEN) y Darío Olivera (Proyecto Sur).

La categoría provincial de cargos comprende a la fórmula para la gobernación y la lista de 34 candidatos a diputados provinciales; por lo tanto tampoco estarán los diputados provinciales de las listas de Benedetti, Busti, Saliva, D Angelo y Olivera. Si, en cambio, las que acompañan a Urribarri y González.

Perón, el Che, y las epistemologías de nuestra tierra.

Por Mauricio Castaldo (*).- El primero de julio se cumplió un nuevo aniversario del fallecimiento del ex presidente argentino Juan D. Perón y no faltó quién, en algún medio, se aventurara a afirmar que el histórico líder justicialista fue y es “un epistemológo del tercer mundo”.
Podemos coincidir, más o menos y básicamente en que la epistemología es el estudio, el análisis y el debate sobre los fundamentos y métodos del conocimiento científico, y sobre la producción y validación de lo que se denomina conocimiento científico, que pretende ser una forma de conocimiento superior o, mejor dicho, diferente, a las demás formas de saber.
Una verdad, un conocimiento con pretensiones de ser lo que algunos llaman verdad, tiene que cumplir ciertos requisitos en el debate del mundo de la epistemología: tiene que ser comprobable o tiene que superar las pruebas de falsabilidad, entre tantas otras cuestiones siempre en discusión.
La pretensión de ser parte del mundo de los epistemólogos es, de por sí, una opción ideológica discutible desde el rigor de las academias y más discutible desde el punto de vista de las luchas populares y subalternas que se han dado, se están dando y se darán, en Nuestra América y en lo que se denominó Tercer Mundo, es decir los países del Sur Global -un concepto más actualizado- que presentaban batallas profundas y complejas por la liberación nacional y social en el caliente Siglo XX. Fue en el Tercer Mundo Latinoamericano, antes de Perón y antes de que alguien lo llamara Tercer Mundo, en que Augusto César Sandino y Farabundo Martí encabezaron luchas populares revolucionarias en Nuestra Centroamérica.
Fue en el Tercer Mundo, y antes de Perón, que Gandhi encabezó la revolución pacífica antiimperialista en la India. Fue en el vasto y amplio Tercer Mundo donde Mao Tsé Tung lideró la revolución socialista china.
Fue en este mundo nuestro del Sur dónde Fidel y el Che -el de la epistemología del Hombre Nuevo-, entre otros, condujeron la revolución cubana triunfante en 1959, que sin lugar a dudas es el más grande hecho político, histórico, social, epistemológico y cultural -y el más actual-de todo el devenir de Nuestra América y del llamado Tercer Mundo.
Fue en el África tercermundista y fraterna dónde el frente revolucionario argelino derrotó al colonialismo francés genocida en 1962. Y fue en esa Argelia combatiente dónde surgió la auténtica epistemología revolucionaria de nuestro Sur global -un sur que está en el sur pero también hoy en el norte-: la que fundó Franz Fanon cuando escribió “Los condenados de la Tierra”, en medio de la lucha.
Fue en esa época cuando el brasileño tercermundista Paulo Freire -un militante democrático de la palabra y de la acción que, entre otras cosas, acompañó la lucha del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile- escribió otro trabajo fundante de la epistemología subalterna y anticolonialista: la “Pedagogía del Oprimido”. Hoy los estudios de la subalternidad y los nuevos movimientos populares beben más que nunca de esas fuentes militantes inagotables.
Fue en este Tercer Mundo dónde la revolución vietnamita le dio la lección del siglo al imperialismo norteamericano, que no dudó allí en empezar a experimentar armas ecocidas y biocidas, que hoy tienen precio en el mercado del saqueo y la contaminación.
Fue en ese Tercer Mundo, que intentaba ser diferente al mundo capitalista hegemonizado por EEUU y al mal denominado mundo “comunista” encabezado por la Rusia soviética -que coexistía epistemológica y políticamente con el mundo burgués, al que más adelante se entregó- que se desarrollaron intensos debates políticos, filosóficos y epistemológicos que buscaban ser parte de cambios revolucionarios.
Fue en nuestro Tercer Mundo dónde Marta Harnecker -una extraordinaria discípula de Louis Althusser- escribió “Los conceptos fundamentales del materialismo histórico” para aportar claridad y profundidad filosófica y epistemológica marxista en la vía chilena revolucionaria al socialismo que condujo Salvador Allende. No se nos puede escapar que, siempre estuvo presente en estos debates la obsesión de la filosofía marxista de aportar a la construcción de un socialismo científico y un materialismo dialéctico revolucionarios.
Para el marxismo, como filosofía de la praxis y hoy como materialismo abierto, la verdad es la acción colectiva para transformar la injusta y contradictoria realidad y eso lo dijo Marx con toda la rebeldía y caminando el camino a lo alto de las Tesis sobre Feuerbach. Por lo demás, el horizonte de éste camino dialéctico era y es la superación de las relaciones sociales capitalistas de producción, saqueo, explotación y alienación.
Su única verdad es su realidad. Las paradojas de la epistemología peronista
Y esto pasaba en el Tercer Mundo en momentos en que -por ejemplo- Perón elegía como secretario privado y después como ministro “de bienestar social” al infame José López Rega. De aquel primer censor nazi fascista del peronismo que fue Apold, a López Rega, Pedraza y Amado Boudou -entre tantos- hubo y hay una extraña forma de pensar, presentar o hablar de un “pensamiento nacional” y una extraña y paradójica manera de gestionar sus concepciones epistemológicas y políticas y de su manera de ver la realidad -o la parte de la realidad que parece o queremos que sea la realidad-, que siempre fue presentada como “la única verdad” a pesar de la propia realidad.
¿Puede una política presentarse como epistemología si su única verdad es su realidad? ¿Puede una política y su pretensión de verdad transformarse en epistemología sin superar el examen de falsabilidad de sus hipotéticas verdades?. ¿Puede haber soberanía política, justicia social e independencia económica con Apold, López Rega, Lorenzo Miguel, Vandor, Gelbard, Rucci, Cavallo, Lavagna, Pedraza, Aníbal Fernández y Boudou -sí, el de la Ucedé y el Cema, el del Anses prestamista y del LCD “para todos”-?. ¿Qué cosas permitió la coartada política y epistemológica de la “única verdad” peronista? ¿Adónde nos llevará la deriva epistemológica y política de “tenemos que defender éste modelo”?.
Las epistemologías de nuestra tierra
En nuestra tierra, se desarrollaron otras epistemologías, otras formas de conocer, de vivir, de intuir lo verdadero y de luchar antes y después de Perón, y antes y después de la invención del mundo de la epistemología.
Aquí los charrúas planteaban “el naide es más que nadie”, y pensaban en un Taita, en un jefe transitorio elegido por sus cualidades, para momentos de excepción en los que había que defender a muerte nuestra tierra. Y decían hermano -inchalá- como también se decía hermano en chaná.
Aquí los guaraníes desarrollaron un imaginario vital maravilloso de leyendas y de palabras que nos enriquecen y nos expresan todos los días. Ese imaginario instituyente de nuestra cultura está guardado en la diagonal roja de nuestra bandera federal.
Es el imaginario de los combatieron y combatirán por el proyecto artiguista revolucionario, que no tiene su Octubre Pilagá -aquella terrible matanza de indígenas realizada por el primer gobierno peronista en 1947- y que tiene futuro, en la profundización del debate y la lucha de los colectivos ambientalistas entrerrianos.
Esas epistemologías o metaepistemologías de nuestra tierra son las que brotan en los paisajes fluyentes de Juan L. Ortíz. En nuestra tierra surgió la leyenda guaraní de la yerba mate que, en cualquiera de sus versiones, expresa la lucha contra la adversidad, el amor, el compañerismo, la amistad y el premio sagrado de la eternidad concreta por esos afanes y esos valores.
Es la Yarí, quedándose con su anciano padre cuando todos se iban, laburando y luchando con amor adentro y afuera de la casa, contra el destino y contra lo posible, y atendiendo bien al viajero que llega, como atendemos en el pueblo, y sorprendiéndose descubriendo que era el Dios Tupá, que la premió con esa planta, la Caá-Yarí, la yerba mate, que nos acompaña todos los días.
Nuestra cultura es el Che, tomando mate y pensando en la lucha otro futuro, y esa es una imagen que sintetiza tal vez como ninguna la epistemología revolucionaria y maravillosa de nuestra tierra.
La falsabilidad abierta por los jóvenes en la plaza
Lo más rico, potente, productivo y esperanzador del peronismo, de su epistemología y de su política sea tal vez sean tal vez las posiciones y los debates de los que quisieron ir más allá de lo instituído y de los propios límites establecidos por el peronismo oficial.
Desde John W. Cooke y Evita con las armas en la CGT a los militantes por la liberación nacional como Rodolfo Walsh, Norma Arrostito, los Mártires de Trelew -peronistas y socialistas revolucionarios- y aquella juventud maravillosa que no dudó en gritarle al General en la Plaza que pasa, que pasa, que está lleno de gorilas el gobierno popular.
Esa juventud rebelde y combativa ponía en marcha, más que nunca, la falsabilidad, la refutabilidad de la pretendida única verdad peronista. Esa falsabilidad la abrió, tal vez y sin querer queriendo, el propio Perón siete años antes cuando dijo que, con la muerte del Che se iba “uno de los nuestros, quizá el mejor”.
La epistemología peronista tal vez quedó abierta como promesa en ese “quizá el mejor”, es decir cuando apuntó a ir más allá y más a fondo, de las propias e importantes reformas populares y concepciones ideológicas que había instituido. Pero los cercos ideológicos y la estrechez de los peronistas papistas -tan enemigos filosóficos de las utopías que nos hacen mejores- han impedido el desarrollo de ese proyecto.
Ese proyecto de una epistemología fundada en la lucha peronista de los ’50 y los ’60 -bastante diferente a la actual- tal vez se expresó en las Cátedras Nacionales, pero el propio concepto de nación -eurocentrado, unitario- no ha superado los márgenes instituidos por las elites del poder en Argentina. En Nuestra América, las extraordinarias luchas de los pueblos originarios y de los movimientos sociales ya han co-instituído la noción de plurinacionalidad comunitaria, federal, anticapitalista y anticolonialista.
Heterodoxias mestizas hay muchas: hay una interculturalidad viva en Entre Ríos, la Región de la Liga Federal, en Argentina y en Nuestra América que no tiene pretensiones de verdad única ni de realidad cerrada y que pelea cada vez con más fuerza por la liberación de nuestra madre tierra.
Esos compañeros que dieron su vida, desde el peronismo y más allá del peronismo, por una sociedad mejor, son nuestros compañeros, y su sangre también sangra en la diagonal roja de la bandera de Artigas, la bandera de Entre Ríos y de los Pueblos Libres.
Con todas y todos los que no se cierren a ver su única realidad forjaremos la creación heroica de un futuro mejor para nuestro pueblo.
Mauricio Castaldo (*) es secretario general de la filial Agmer de María Grande y de la CTA Paraná.

viernes, 1 de julio de 2011

A 31 AÑOS D ELA MUERTE DE JUAN DOMINGO PERÓN.

 
Francisco José Pestanha / Especial (*)

La epistemología es la doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico, y en tanto, el estudio de su producción y validación.


Dicha disciplina aborda, entre otras cuestiones, los factores y las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, y las razones por las cuales se lo válida o inválida. Recientes obras como la de Carlos Piñeiro Iñiguez: Perón: La construcción de un ideario, dan cuenta clara y precisa de que el conductor del justicialismo recibió -desde muy joven- una intensísima formación en diversas disciplinas, en especial, en filosofía. De sus discursos y de su obra emerge plena convicción de la profundidad de su conocimiento. Ubicado en una línea de razonamiento claramente historicista, concebía al iluminismo de importación como una fuga, ya que para él la apelación a la utopía con frecuencia “es un cómodo pretexto cuando se quiere rehuir las tareas concretas y refugiarse en un mundo imaginario; vivir en un futuro hipotético significa deponer las responsabilidades inmediatas”.


Consciente del fenómeno de importación ideológica enseñaba, además, que en nuestro país existió “una larga tradición en esto de importar ideologías, ya sea en forma parcial o total (…) es contra esa actitud que ha debido enfrentarse permanentemente nuestra conciencia” afirmaba.


El Pensamiento Nacional, para él, sentó bases fértiles para la concepción de “una ideología nacional coherente con nuestro espíritu argentino, ha surgido del mismo seno de nuestra patria”.


Para el ex presidente, el pueblo, fuente de permanente creación y auto perfeccionamiento, estaba preparado desde hace muchos años para conformar una ideología nacional. El rechazo al iluminismo, sea cual fuera la modalidad que éste adoptara, colocaba a Perón ante un realismo político no exento de ideales que enunciaba fervorosamente con aquella famosa máxima: “La única verdad es la realidad”, sentencia que presupone el principio de continuidad y preeminencia del fenómeno socio-cultural e histórico.


Hay “que llegar a la realidad de alguna manera, y de allí afirmar las conclusiones”, sentenciaba el conductor del justicialismo, advirtiendo, además, que “nuestro modelo político propone el ideal no utópico de realizar dos tareas permanentes: acercar la realidad al ideal y revisar la validez de ese ideal para mantenerlo abierto a la realidad del futuro”. El jefe del peronismo concibe a la doctrina como un instrumento orientador hacia fines, a tal punto que alegaba que toda nación debe poseer una doctrina, ya que es el punto de partida de la organización de una colectividad. Muchos coinciden que desde el punto de vista filosófico, el pensamiento de Perón vino a encarnar una heterodoxia compuesta por la fructífera tradición indo-iberoamericana, definido como pensamiento mestizo.


Además su adhesión al historicismo es manifiesta -ya que para él- los pueblos en su devenir histórico van marcándose objetivos y fines, y forjan mediante su propia experiencia, un estilo de vida, una idiosincrasia particular. El pueblo, verdadera fuente de creación, era para Perón “algo más” que un simple conglomerado de individuos que conviven “contractualmente” en un mismo sustrato físico y normativo. Un pueblo es, en cierta medida, la resultante de una sucesión de generaciones de hombres y mujeres que, compartiendo similar devenir histórico, van coparticipando de acontecimientos y procesos, configurando un particular modo de ser.


Sin temor a dudas para el General, el pueblo es un fenómeno de carácter histórico donde componentes de una progenie van transmitiendo a sus descendencias prácticas, tradiciones y productos culturales, ideológicos, míticos y religiosos de contenido altamente significativo. El rol del movimiento obrero organizado en la configuración de ese ideario resulta central y determinante en su pensamiento y en su acción política. Dicha centralidad es reconocida por el mismo Perón cuando sostuvo: “Yo personalmente me acerqué siempre a las masas obreras, que reconozco han sido mi predilección, porque ellas representan el dolor y el sudor de la Patria”.


En tiempos en que su figura ha resurgido con notable vigor, bien vale inmiscuirse minuciosamente en el pensamiento de quien, indiscutiblemente, supo interpretar, como ninguno, a una comunidad que aún ansía un destino promisorio.
 

 
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