La crisis económica y las medidas de austeridad aplicadas en todos
lados para enfrentar la fulminante crisis de deuda que amenaza la
existencia misma del euro obligaron a los empobrecidos europeos a
cambiar de hábitos.
El centro histórico de Roma está ya decorado con árboles de Navidad
elegantes y modernos. Este año hasta pusieron uno que lanza nieve de
telgopor, firmado por Dante Ferretti, escenógrafo de fama internacional.
Pero detrás de este despliegue de lujo para pocos, la realidad dista de
ser tan brillante. En Italia, como en el resto de Europa, esta Navidad
será recordada como una de las más dramáticas de los últimos tiempos.
La crisis económica y las medidas de austeridad aplicadas en todos
lados para enfrentar la fulminante crisis de deuda que amenaza la
existencia misma del euro obligaron a los empobrecidos europeos a
cambiar de hábitos. Y ya se pueden observar en el Viejo Continente
escenas que no se veían desde la posguerra. No hace falta decir que son
las franjas sociales más débiles las que sufren y las que se ven
obligadas a rebuscárselas para sobrevivir. Así, se multiplican las
personas que, en Gran Bretaña, en Francia, en Italia, e incluso en la
próspera Alemania, se ven obligadas a recurrir a comedores populares
para recibir un plato de sopa caliente.
Mientras no hay día sin una marcha de protesta o una manifestación
de "indignados" en alguna ciudad europea, los excluidos de ese
consumismo palpable en el árbol de Navidad que dispara nieve de telgopor
se las arreglan como pueden.
En España y en Italia, por ejemplo, aumenta el número de gente que se ve obligada a empeñar las "joyas de la abuela".
En Inglaterra, las personas fingen accidentes de auto para reclamar
luego la póliza o abandonan a sus amadas mascotas porque ya no las
pueden alimentar. En Grecia, donde reapareció el trueque (como en
España), muchos volvieron a la vieja estufa de leña para evitar las
prohibitivas tarifas de energía.
"Como efecto de la crisis, se triplicó el número de ancianos que
vienen a nuestro comedor o a nuestros centros de distribución de
comida", asegura Augusto D'Angelo, uno de los responsables del comedor
que tiene en esta capital la Comunidad de San Egidio, un movimiento
católico.
"Y en los últimos meses comenzó a venir muchísima más gente,
personas que perdieron el trabajo, e incluso familias con niños
pequeños, la mayoría extranjeros, pero también italianos... Esta semana
vino una señora que contaba que su hijo, de 50 años, que se separó y
tiene dos hijas adolescentes, volvió a vivir a su casa, porque le es
imposible pagarle los alimentos a la mujer, y, además, un alquiler",
agregó.
Si Italia ya era famosa hace una década por los mammoni -jóvenes que
tardaban más de la cuenta en despegar del nido familiar- con la crisis
la tendencia se acentuó. Un estudio del Censis reveló anteayer que en
los últimos cuatro años un millón de jóvenes perdió el trabajo.
Según un relevamiento, en Gran Bretaña una de cada cuatro personas
planea aplicar el sistema de "Papá Noel secreto", en el que cada miembro
de la familia elegirá sólo a uno para hacerle regalos, en vez de hacer
muchos. No hace falta decir que los hábitos de compra cambiaron. En
tiempos de ajuste, la clave es restringir al máximo los gastos y buscar
superofertas. Y deshacerse de lo menos necesario, como para muchos puede
ser el segundo auto. En Italia, más de la mitad de los encuestados
considera vender uno.
En tanto, cuatro de cada diez conductoreseuropeos evalúan la
posibilidad de renunciar a sus vehículos: el alquiler empieza a ser una
opción más económica; otros se inclinan por el transporte público.
Así como en la Argentina del default surgieron iniciativas de lo más
creativas para poder seguir adelante, en Europa también florecen grupos
que luchan por hacerle frente a la crisis. Tal es el caso de "Den
Plirono" (en griego significa "No pago"), que a partir de los ajustes,
la creación de nuevos impuestos, los violentos aumentos de peajes o del
boleto de transporte público, comenzó a llamar en Grecia a la
desobediencia colectiva.
"No Pago" llama a colarse en el subte y el colectivo y a no pagar el
peaje de las autopistas. Además, como últimamente el gobierno "inventó"
un nuevo impuesto inmobiliario que decidió incluir en las boletas de
luz, también convocan a no pagar esta tasa. Y visto que la empresa
pública de electricidad local comenzó a cortarle el servicio a quien no
cumple, "No Pago" explica cómo hacer para poder engancharse igual a la
electricidad en diversos videos subidos a YouTube.
"Skoros", que en griego significa "polilla", es un local de Atenas
donde cualquiera puede llevarse desde un viejo suéter, un juego de
platos, herramientas o un video, por nada o dejando alguna otra cosa
-que puede ser un pimentero- a cambio.
"Surgió con la idea de enseñarle a la gente a vivir con lo
necesario, a no caer en el consumismo. Pero con la crisis caímos en la
cuenta de que sirve para otra cosa: se multiplicó la gente que viene por
necesidad, que se lleva cosas básicas porque necesita de todo", dijo
Heraclio, un publicista que trabaja de voluntario en este local del
barrio anarquista de Exarquía.
Con el mismo objetivo de sobrevivir a la crisis sin tener que
desembolsar ningún euro, también nació el Banco del Tiempo, que permite a
sus usuarios intercambiar servicios. Y ofrece, por ejemplo, dos horas
de clases de inglés a cambio de dos horas de planchado de ropa. Allí se
anotó Ana, una española que vive en Atenas desde hace cuatro años, que
ofrece "clases de cocina española a quien le arregle las canillas de su
casa".
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