domingo, 4 de diciembre de 2011

Empobrecida, Europa cambia sus hábitos con escenas que no se veían desde la posguerra.

La crisis económica y las medidas de austeridad aplicadas en todos lados para enfrentar la fulminante crisis de deuda que amenaza la existencia misma del euro obligaron a los empobrecidos europeos a cambiar de hábitos. 
 El centro histórico de Roma está ya decorado con árboles de Navidad elegantes y modernos. Este año hasta pusieron uno que lanza nieve de telgopor, firmado por Dante Ferretti, escenógrafo de fama internacional. Pero detrás de este despliegue de lujo para pocos, la realidad dista de ser tan brillante. En Italia, como en el resto de Europa, esta Navidad será recordada como una de las más dramáticas de los últimos tiempos.
La crisis económica y las medidas de austeridad aplicadas en todos lados para enfrentar la fulminante crisis de deuda que amenaza la existencia misma del euro obligaron a los empobrecidos europeos a cambiar de hábitos. Y ya se pueden observar en el Viejo Continente escenas que no se veían desde la posguerra. No hace falta decir que son las franjas sociales más débiles las que sufren y las que se ven obligadas a rebuscárselas para sobrevivir. Así, se multiplican las personas que, en Gran Bretaña, en Francia, en Italia, e incluso en la próspera Alemania, se ven obligadas a recurrir a comedores populares para recibir un plato de sopa caliente.
Mientras no hay día sin una marcha de protesta o una manifestación de "indignados" en alguna ciudad europea, los excluidos de ese consumismo palpable en el árbol de Navidad que dispara nieve de telgopor se las arreglan como pueden.
En España y en Italia, por ejemplo, aumenta el número de gente que se ve obligada a empeñar las "joyas de la abuela".
En Inglaterra, las personas fingen accidentes de auto para reclamar luego la póliza o abandonan a sus amadas mascotas porque ya no las pueden alimentar. En Grecia, donde reapareció el trueque (como en España), muchos volvieron a la vieja estufa de leña para evitar las prohibitivas tarifas de energía.
"Como efecto de la crisis, se triplicó el número de ancianos que vienen a nuestro comedor o a nuestros centros de distribución de comida", asegura Augusto D'Angelo, uno de los responsables del comedor que tiene en esta capital la Comunidad de San Egidio, un movimiento católico.
"Y en los últimos meses comenzó a venir muchísima más gente, personas que perdieron el trabajo, e incluso familias con niños pequeños, la mayoría extranjeros, pero también italianos... Esta semana vino una señora que contaba que su hijo, de 50 años, que se separó y tiene dos hijas adolescentes, volvió a vivir a su casa, porque le es imposible pagarle los alimentos a la mujer, y, además, un alquiler", agregó.
Si Italia ya era famosa hace una década por los mammoni -jóvenes que tardaban más de la cuenta en despegar del nido familiar- con la crisis la tendencia se acentuó. Un estudio del Censis reveló anteayer que en los últimos cuatro años un millón de jóvenes perdió el trabajo.
Según un relevamiento, en Gran Bretaña una de cada cuatro personas planea aplicar el sistema de "Papá Noel secreto", en el que cada miembro de la familia elegirá sólo a uno para hacerle regalos, en vez de hacer muchos. No hace falta decir que los hábitos de compra cambiaron. En tiempos de ajuste, la clave es restringir al máximo los gastos y buscar superofertas. Y deshacerse de lo menos necesario, como para muchos puede ser el segundo auto. En Italia, más de la mitad de los encuestados considera vender uno.
En tanto, cuatro de cada diez conductoreseuropeos evalúan la posibilidad de renunciar a sus vehículos: el alquiler empieza a ser una opción más económica; otros se inclinan por el transporte público.
Así como en la Argentina del default surgieron iniciativas de lo más creativas para poder seguir adelante, en Europa también florecen grupos que luchan por hacerle frente a la crisis. Tal es el caso de "Den Plirono" (en griego significa "No pago"), que a partir de los ajustes, la creación de nuevos impuestos, los violentos aumentos de peajes o del boleto de transporte público, comenzó a llamar en Grecia a la desobediencia colectiva.
"No Pago" llama a colarse en el subte y el colectivo y a no pagar el peaje de las autopistas. Además, como últimamente el gobierno "inventó" un nuevo impuesto inmobiliario que decidió incluir en las boletas de luz, también convocan a no pagar esta tasa. Y visto que la empresa pública de electricidad local comenzó a cortarle el servicio a quien no cumple, "No Pago" explica cómo hacer para poder engancharse igual a la electricidad en diversos videos subidos a YouTube.
"Skoros", que en griego significa "polilla", es un local de Atenas donde cualquiera puede llevarse desde un viejo suéter, un juego de platos, herramientas o un video, por nada o dejando alguna otra cosa -que puede ser un pimentero- a cambio.
"Surgió con la idea de enseñarle a la gente a vivir con lo necesario, a no caer en el consumismo. Pero con la crisis caímos en la cuenta de que sirve para otra cosa: se multiplicó la gente que viene por necesidad, que se lleva cosas básicas porque necesita de todo", dijo Heraclio, un publicista que trabaja de voluntario en este local del barrio anarquista de Exarquía.
Con el mismo objetivo de sobrevivir a la crisis sin tener que desembolsar ningún euro, también nació el Banco del Tiempo, que permite a sus usuarios intercambiar servicios. Y ofrece, por ejemplo, dos horas de clases de inglés a cambio de dos horas de planchado de ropa. Allí se anotó Ana, una española que vive en Atenas desde hace cuatro años, que ofrece "clases de cocina española a quien le arregle las canillas de su casa".

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